30 julio 2012

El leopardo, ejemplo de adaptación

Fuente: Wikipedia
Últimamente me sorprendo a mí mismo deteniéndome en La 2 con notable asiduidad. Entre que las películas de la TV vienen con anuncios y que el resto de programas (incluyendo los informativos y muchos debates) son bastante malos, el resultado es que, o La 2, o apago el televisor. Ayer, en el descanso del partido de basket del EEUU contra Francia de los JJOO, hice un poco de zapping. Me encontré con un fantástico documental: El leopardo Invisible.

Desde pequeño me han gustado los grandes felinos. Los tigres, los leones, los jaguares, los pumas, los leopardos o los guepardos me han fascinado durante años. Pero tengo que reconocer que, de entre todos ellos, el leopardo era el que menos me atraía. Los leones y tigres eran mucho más grandes, los pumas saltaban más, los guepardos eran los más veloces y el jaguar era el rey de la selva sudafricana. Sin embargo, todos los anteriores están en peligro de extinción. Todos salvo el leopardo, cuya población aumenta sin parar en un mundo cada vez más ocupado, y dominado, por el hombre.

Distribución del leopardo. Fuente: Wikipedia

Y sin embargo el leopardo es un animal bastante grande. Los machos pueden llegar a medir 1,90 y pesar 90 kilos (80kg pesa, por ejemplo, un mastín del pirineo). ¿Cómo, siendo tan grandes, consiguen escapar del ser humano? Porque son tremendamente precavidos. Silenciosos a la hora de atacar, como cualquier felino, también lo son, durante horas o días, para afrontar una posible amenaza. Ante la duda, y parece algo innato, hasta los más jóvenes lo hacen, prefieren huir o esconderse. Y eso, en un mundo como el actual, les ha permitido colonizar los espacios dejados por el resto de grandes depredadores (otros felinos, lobos, osos...), más "valientes" y, por tanto, cada vez menos numerosos. Incluso han sido vistos en muchas grandes ciudades (africanas y asiáticas, pero también europeas), en las que evitan al hombre pero continúan su expansión alimentándose de ratas o de la basura de los vertederos.

El leopardo es pues un ejemplo, muy llamativo, del sistema que describió Darwin: cómo una especie, gracias a su genética previa, es capaz de adaptarse mejor que otras cuando el ambiente cambia.

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